26 de agosto de 2013

PROTOCOLO DE RESPUESTA A LOS RUMORES DIFUNDIDOS POR MENSAJE VIRAL

El grup de treball de comunicació de la Xarxa BCN Antirumors ha elaborat un document que, de manera senzilla, proposa una sèrie de protocols a seguir quan rebem un correu viral amb continguts que escampen rumors i estereotips sobre diversitat cultural.
Aquest protocol s'ha dissenyat de manera que us el pugueu descarregar i, a la manera d'un pòster, el pugueu tenir sempre visible i present. A banda d'aplicar les seves directrius quan ho considereu necessari, us convidem també a fer difusió d'aquest material antirumors. Com més persones el tinguin i l'utilitzin, més possibilitats tindrem de tallar les cadenes de missatges que, desgraciadament, omplen de rumors moltes bústies de correu electrònic.
Us podeu descarregar el Protocol de resposta viral a continuació
- See more at: http://bcnantirumors.cat/quisom/actualitat-la-xarxa/protocol-de-resposta-als-rumors-difosos-pels-correus-virals#sthash.qJLBan5s.dpuf

¿HAS RECIBIDO ALGUN MENSAJE VIRAL QUE INCLUYA  INFORMACIONES QUE CONSIDERAS RACISTAS Y/O INCLUYEN RUMORES Y ESTEREOTIPOS ACERCA DE LA DIVERSIDAD CULTURAL?

¡¡¡ANTES DE REENVIARLO, PIENSA Y TOMA TU LA INICIATIVA!!!!

1.-De momento no lo reenvíes:  rompe la cadena de mensajes con el fin de valorar con calma qué implica reenviarlo.

2.-envía el siguiente mensaje a la persona que te ha hecho llegar el rumor:

He recibido tu mensaje sobre......Creo que incluye una serie de datos no contrastados y razonamientos y conclusiones sin fundamento. Por eso, mientras encuentro más información sobre el tema, no voy a reenviar tu mensaje y te invito a hacer lo mismo.

3.-Haz llegar ese correo a la Xarsa Antirumors a través de antirumors@bcn.cat, y analizaremos el contenido para poder generar una respuesta anti-rumor, que te enviaremos tan pronto la tengamos preparada.

Home Podeis descargar este protocolo en PDF :

El odio al inmigrante recorre Europa

El diario.es. Carlos Elordi 31/07/2013

"La culpa es de los inmigrantes". Aunque se acuñó hace ya unos cuantos años, ese eslogan se está difundiendo cada vez más fuerza en toda Europa y condiciona cada vez más las opciones de los grandes partidos. El caso más reciente y contundente es el de Gran Bretaña, en donde el líder conservador David Cameron acaba de anunciar duras medidas para frenar la inmigración no sólo extracomunitaria sino también la procedente de países pobres de la UE, y particularmente de Rumania y Bulgaria. Pero en otros muchos países europeos están en curso iniciativas en esa misma dirección, que corren paralelas al aumento de la fuerza electoral de partidos ultraderechistas y xenófobos en todos ellos.
Fuerte avance del antieuropeo UKIP en las elecciones locales en Inglaterra
El líder del partido ultraconservador UKIP, Nigel Farange, saluda a su llegada a los estudios de televisión Millbank, en Londres, Reino Unido. / Efe

El pasado 2 de mayo los conservadores británicos recibieron una bofetada electoral por parte del UKIP, un partido que se inscribe en esa corriente, aunque adoptando formas políticas no convencionales y el humor como mecanismos de propaganda. El UKIP (United Kingdom Independence Party) obtuvo un 23% de los votos en las elecciones municipales celebradas en ese día. Un punto menos que los conservadores. Y con sólo dos propuestas destacables: la salida de Gran Bretaña de la UE y el recorte sustancial del número de inmigrantes. Pero los analistas creen que ha sido la segunda de ellas la razón principal de su éxito electoral.
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¿Hasta cuándo llamar “migrante” a una persona que vive aquí habitualmente?


Por Ester Massó Guijarro

Considero pertinente avanzar en la revisión, ya en curso desde hace décadas, del lenguaje que usamos en torno a la migración tanto en el panorama científico-social contemporáneo como en los debates en la esfera pública. Esta revisión estaría inspirada por el afán del superar el nacionalismo metodológico* en favor de enfoques como el transnacionalismo migratorio. Estoy aludiendo al hábito de catalogar a ciertas personas como “migrantes” de manera permanente. Dicho de otro modo, al hecho de nombrar como “migrantes”, un adjetivo verbal que refiere a aun gerundio (en proceso), a personas que viven en un determinado contexto nacional, que efectivamente migraron en un momento dado del tiempo (es decir, viajaron, se trasladaron de su origen, con todo lo que ello implica), pero que ahora están aquí ya instalados.

En la última mesa redonda del VII Congreso Migraciones Internacionales en España (Bilbao, abril de 2012), se debatió precisamente sobre esta cuestión. A la sazón, Rosa Aparicio, una de los ponentes de la mesa, se preguntaba en qué medida y cuándo sería apropiado catalogar como migrante a una persona procedente de otro lugar que lleva tiempo residiendo en un nuevo país. Ya supuso un avance epistémico la invocación del término mismo “migrante”, frente a “emigrante” o “inmigrante”, ya que tal evitación del prefijo (referido a la nueva o a la vieja ubicación, en cada caso) incidía en una referencia estatal o nacional (necesariamente relacional, dualista), a fin de cuentas, mientras que el término depurado de “migrante” parece incidir en primera instancia en el acto mismo del movimiento, reclamándose tal nomadismo como más referencial del ser humano que el propio sedentarismo. Así parecíamos haber ganado al menos cierta batalla al nacionalismo metodológico en la consideración de la migración como objeto de estudio.

Hoy en día, sin embargo, el término “migrante” vuelve a resultar insuficiente. ¿Hasta cuándo llamar “migrante” a una persona que vive aquí, empezábamos diciendo? En algunos países se entiende, al menos oficialmente, que ello es hasta que exista una regularidad jurídica, bien sea a través de la figura del arraigo como en el caso español (aunque los “migrantes” arraigados siguen siendo catalogados como tal, en general), bien sea a través de la obtención de la nacionalidad mediante un proceso de naturalización. Tal criterio, sin embargo, resulta incompleto y corto de suyo: el tiempo que transcurre hasta obtener la regularización (o, en su caso, la naturalización) puede prolongarse durante años y, en todo caso, sea largo o escueto, por sí mismo no parece suficientemente legítimo para refrendar una nomenclatura aplicada a personas, ya que constituye una esfera muy concreta (selectiva y por tanto insuficiente) de la realidad: el ordenamiento jurídico de un Estado determinado. Continuaríamos así anclados en las coordenadas mentales del nacionalismo metodológico.

En la mencionada reunión académica, Rosa Aparicio sugirió cambiar el gerundio adjetivo “migrante” por el participio “migrado”, que aporta una sensación de acabamiento: ya no se está migrando propiamente, sino que ya se ha migrado. Para mí, sin embargo, tal pequeña diferencia de matiz en el tiempo verbal no es apenas sustancial, apenas cambia nada sobre la pregunta inicial. Porque, entonces, ¿esa persona será para siempre un “migrado”? ¿Por qué una ciudadana a secas, sin referencia a un tiempo, a un origen, a un viaje coyuntural…?

Continúa, a mi entender, siendo insuficiente, sobre todo para el caso de personas cuyo proyecto migratorio, o simplemente cuyo solo deseo, es el de estar en un lugar con pleno derecho y plena sensación de ciudadanía completa, acaso para el resto de su vida, o cuando menos para su presente indefinido. Estas personas, desde el primer día que se asientan en una tierra con tales intenciones, habrían de ser denominados ciudadanos o residentes fácticos, integrantes de la población del país en donde viven. Recién migrantes (como circunstancia coyuntural), pero ciudadanos al fin. La cuestión se complica porque hay personas que tienen como objetivo retornar a su país de origen en breve y, en esa medida, acaso nunca deseen dejar de ser denominadas migrantes o migradas. Lo mismo podría pensarse en cuanto a los migrantes golondrina, que practican migraciones circulares. Sin embargo, a efectos de su consideración en derechos de toda índole, la reflexión en ambos casos resulta a mi entender equivalente.

Finalmente, me pregunto si cabe cesar el lenguaje de la migración para emplear a secas el de la diversidad cultural, porque toda gramática migratoria continúa apelando, de un modo u otro, a una escala estatal-nacional, lo que persiste en incurrir en nacionalismo metodológico. Ante ello podemos o bien asumir que persistimos en la esfera de tal suerte de nacionalismo (a fin de cuentas, no podemos ignorar que el mundo continúa dividido en estados nacionales que acreditan, atribuyen y segregan derechos a las diferentes personas) o bien, finalmente, cambiar los términos.

Articulo extraido del blog : http://www.madrimasd.org/blogs/migraciones/2013/01/18/132074






La crisis causa el primer éxodo de inmigrantes de las aulas

El País, 2013-08-19
Por primera vez desde 2000, el número de estudiantes extranjeros no universitarios ha caído en España. Es la consecuencia inmediata de la crisis económica, que ha reducido la presión de la inmigración sobre el país. El pasado curso escolar hubo 26.000 estudiantes menos, lo que supone una merma del 3,3%. La calidad de la educación en España ha sido uno de los motivos que ha frenado a muchas familias inmigrantes desempleadas a retornar a su país. Pero la precariedad es insostenible y por primera vez la cifra de escolares extranjeros ha bajado. En el pasado curso los estudiantes extranjeros no universitarios disminuyeron un 3,3% respecto al anterior (26.000 menos). De representar el 10,1% del total hace cinco años se ha pasado al 9,1% en la actualidad. “En 2000 llegaban por chorreo los inmigrantes, luego se estabilizó y ahora se van por goteo”, explica Francesc Josep Sánchez i Peris, antropólogo de la Universidad de Valencia que ha estudiado su comportamiento en Gandía. “Que baje un 3% es una tendencia suave para la crisis que hay. En algunos países hay efecto llamada para que vuelvan, pero en otros el paro es el mismo que en España y, si tuvieron un trabajo, al menos están cobrando el paro”. / carme secanella Clase multiétnica en un colegio de L’Hospitalet (Barcelona). Francisco Javier García Castaño, catedrático de Antropología Social de la Universidad de Granada, incide en que no solo hay retorno: “Ha habido muchas nacionalizaciones, sobre todo de marroquíes y ecuatorianos. El aluvión de salidas no es tal. Y, además, los nuevos inmigrantes que llegan son ilegales sin hijos”. Las etapas educativas que se han visto afectadas por este éxodo inmigrante son educación primaria —pierde 17.000 alumnos (-6,3%)— y secundaria, que se deja a 11.400 (-5,3%). “Con todos los recortes los inmigrantes han salido muy mal parados........ 
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