18 de febrero de 2015

Guetos escolares

El País, Victoria Camps, 17-02-201
 
El ascensor social se detiene cuando se desatienden las diferencias sociales que entorpecen el progreso educativo.
 
Después de los atentados islamistas, el Gobierno francés se ha propuesto iniciar una ofensiva en las escuelas con el propósito de reforzar los “valores republicanos”. Un objetivo etéreo que se materializa en la puesta en marcha de algunas enseñanzas poco canónicas: las virtudes cívicas, la utilización responsable de los medios de comunicación, el sentido de la laicidad. Todas ellas convergen en la necesidad de “enseñar a vivir juntos”, pues lo de convivir es una práctica que nunca hay que dar por supuesta, sino que debe ser explícitamente enseñada. No sólo eso, los mandatarios franceses saben muy bien que la infraestructura también educa y que, más allá de cualquier enseñanza programada, lo perentorio es salir del “apartheid escolar”.

Los alumnos procedentes de la inmigración se acumulan en las escuelas de las temidas banlieues. Existe una segregación étnica y social que es resultado de la segregación residencial. Se crean escuelas-guetos que acumulan peligros de todo tipo: drogas, embarazos precoces, incivismo, intolerancia hacia el extranjero. La excelente película La Classe, de Laurent Cantet, es un exponente perfecto de los fallos del modelo de integración republicana, que no ha podido evitar ni el fracaso escolar ni la exclusión social.

No es un fenómeno exclusivo de Francia. Ocurre también aquí. Las escuelas catalanas del cinturón metropolitano concentran el mayor número de alumnos procedentes de la inmigración. Por no hablar de localidades como Salt o Vic.....seguir leyendo

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